¡Ya está aquí la Navidad! sin darnos cuenta se nos vino encima el fin de año y, aunque estas fechas deberían traernos paz, alegría y momentos de reflexión, resulta que nos vemos, más que nunca, sumergidos en un ambiente de estrés y prisas para alcanzar a hacer todo lo que «deberíamos» hacer antes de Noche Buena y Reyes.
En la actualidad la navidad se reduce a comprar, comprar y comprar sin medida… Pero, ¿y si os decimos cuál que el mejor regalo que podemos hacer es el tiempo?
El acogimiento familiar de menores tiene mucha magia, pero la parte más importante de todas, es la magia del tiempo.
Cuando se inicia un acogimiento familiar, el tiempo se para. Llega el momento de conocerse mutuamente, tanto la familia con el o la peque. Pueden parecer momentos de mucha incertidumbre, pero siempre se encuentra el equilibrio.
El tiempo durante el acogimiento pasa volando, independientemente del tipo de acogimiento que sea (de urgencia, temporal o permanente). Vas viendo cómo va creciendo, como va floreciendo, como va avanzando en el puente hacia su próximo destino y es precioso.
El tiempo de calidad crea vínculos más estables y potencia el desarrollo de los peques.
No solo crea vínculos más estables y duraderos en el tiempo, sino que también nos ofrece la oportunidad de transmitirles valores, trabajar habilidades con ellos y, sobre todo, estar pendientes de sus necesidades. Sin embargo, sabemos que no siempre es fácil contar con este tiempo y es que, no nos engañemos, el ritmo frenético que llevamos no nos ayuda mucho a la hora de disfrutar de estos pequeños momentos con nuestros hijos. Por ello, resulta fundamental aprovechar los dнas de vacaciones y festivos, como puede ser la Navidad.
El mejor regalo es el tiempo en familia.